Poemas

Bañate

Viene las fuerzas de la destrucción
hacia las costas.
Manso acaricias lo que encuentras
con un disfraz de espuma.
Eres un canto en cada movimiento,
un traedor de sueños.

Subes y bajas.
No te cansas.
Omnipotencia maravillosa.

Enseguida vienen ellos.
Te ocupan, te rebalsan, te sacan.
Lloran las pecas de arena de los cuerpos,
y tu labor funcional se cumple
como en Internet.
La pantalla se te acerca y toma
con un ojo, un punto
creyendo que es todo
y te sacan.
- Ven, explícame, ¿Qué haces con
mi oxígeno?
Un plástico hediondo me roba
la suavidad del agua viva.

Rellena tus silencios con mi ruido.
Embriaga tu estómago con mis sales.
Ve allá, donde tú ignoras
o, me voy yo
porque sé dónde es.

Noche creadora

Es de noche y
cuando todos duermen
y el silencio se hace negro,
y el negro brilla con las estrellas
es la hora del otro sonido.
Hasta los pájaros duermen.
Las plantas duermen.
Ese respeto por la noche,
lo rompe la mujer creadora
que busca el otro sonido.
Las moscas duermen.
Es el tiempo del descanso.
En las casas de mi pueblo
las personas se ponen ropa liviana
y debajo de las sábanas
se abrigan para dormir.
Los niños casi siempre duermen.
El silencio es real.
Noche, silencio y negro
se entrecruzan entre los sueños.
Quién sabe cuántos sueños
se sueñan y cuántas almas
se conocen en las noches.
Maravillosas noches de sueños,
cuando todos duermen.
Ese respeto por la noche
lo rompe la mujeres creadora
que encontró el oro sonido.

Viejo

El sin fin del fin.
El sabor y el temblor.
El cielo y la tierra.
El amor y el miedo.
El mundo dentro de u cuerpo.
Un cuerpo que ocupa el espacio asignado.
Un cuerpo se transforma y cambia con los años.
Un cuerpo que quiere gritar.
Un cuerpo que desea todo.
un cuerpo que tiembla,
cuando reconoce que se achica.
Un cuerpo que se parece a la tierra,
porque a ella tiende.
Un cuerpo con miedo a querer.
Un cuerpo dentro de un mundo,
que respira cansado.

Los patos

Si las manos y los patos
tiene caminos
y hace caminos como
las vacas o los perros.
Al fin las luces se agigantan
y rascan los cielos.
Rascan la piel de las espaldas
de las paredes y de las estancias.
¡Oh verdugos!, inmensos monstruos
que oscurecen ideas,
que maltratan a los débiles.
¡Qué naturaleza tan hostil!
Porque los patos vuelven del Sur
cantando su cuac conocido.
Viene escapando de la caza del hombre
que los domingos, tira
en los cielos de la Picaza.
Van en su vuelo
hacia la Helvecia
para salvar sus vidas.
Tiene un camino.

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